martes, 27 de julio de 2010

REFLEXIONES SOBRE MI JOVEN AMIGO EMPRESARIO

Bueno, Manuel (7/21/2010), en verdad no sabía el significado de la palabra gnoseológico, pero hoy lo sé, lo he aprendido a partir de la sencilla tarea de investigar, y quiero decirte que ahora que tocas el tema de las estrategias de enseñanza-aprendizaje, éste debe ser centrado en el sujeto conocedor y no en el objeto de conocimiento…
Me vino a la mente una plática que tuve la semana pasada con un joven amigo empresario de provincia, al cual le pregunté si le gustaba hacer o explorar algo en particular, algún sector o actividad específica; si seguía algún plan estratégico y me contestó con firmeza: “Yo lo que quiero es hacer dinero, el cómo es lo de menos”. Ante esto cambié el tema y preferí platicar sobre el Mundial de Sudáfrica. Hoy, revisando los contenidos del blog, quise intentar a través de las aportaciones sobre mapa conceptual y mapa mental (M. Luna 7/26/2010), y a partir de lo planteado por mi joven amigo empresario sobre “el cómo es lo de menos”, unir algunas ideas expresadas en este espacio, basándome en los conceptos que mencionan que, a partir de algunas palabras claves o ideas centrales, podemos interconectar la información y estimular el acercamiento reflexivo para cualquier tarea u objetivo (M. Luna, 7/26/2010).
Por otra parte, M. Córdoba (7/25/2010) menciona en sus reflexiones sobre el constructivismo que: “al reconocer las funciones de las representaciones ante las necesidades y metas del individuo, se deben de tomar en cuenta las características de la situación, lo cual lleva consigo metas mucho más dinámicas y flexibles (teorías implícitas)”; si como dice Montenegro (7/21/2010): “El conocimiento y el aprendizaje es ante todo un acto de la voluntad. Uno decide acerca de su propio aprendizaje y esto es independiente del contexto histórico en el que se halle inmerso el sujeto”, ¿cómo haría para convencer a mi joven amigo empresario de que “el cómo” debe basarse en un plan estratégico que debe aprender a través de un sistema de enseñanza-aprendizaje, y que mientras más constructivo sea, es mejor y que al mismo tiempo debe tener flexibilidad en su uso y aplicación? ¿Tendría acaso que colgarle o pegarle en su oficina una pista tipográfica como la que nos muestra T. Mendoza (7/19/2010) en su reflexión? O bien, ¿sugerirle una búsqueda de personal con buenas competencias o talentos innatos (M. Córdoba 7/18/2010), para que “el cómo” sea "lo de más" y no "lo de menos"?
Es indudable que vivimos en pleno paradigma mecanicista (las partes hacen al todo), cartesiano (separación de mente/espíritu y materia) y capitalista (la acumulación de capital), el cual nos lleva a pensar de manera automática, como en el caso de mi joven amigo empresario, en que todo depende de nuestro esfuerzo, y que el éxito es cuestión de voluntad. Pero infelizmente no es así. Si le hubiera dicho a mi joven amigo empresario que es incompetente se habría ofendido terriblemente, pero incompetencia o no (además, no me toca a mí juzgar la de nadie en particular), el caso es que los grandes emporios también caen.
Más que contar con gente competente o incompetente en los procesos de enseñanza-aprendizaje, desde mi punto de vista se trata de diferentes competencias que se requieren para diferentes momentos en el aula o el sitio de enseñanza. Los maestros tienen vigencia, prescriben, se obsoletizan, debido a que con el tiempo son víctimas de sus propensiones, se autorrepiten y se hacen inflexibles. Sin considerar que hay dos tipos de competencias: una operativa y otra estratégica.
La competencia operativa se refiere a hacer las cosas bien y ser eficiente. La manera como este tipo de maestro hace crecer al estudiante es con base en multiplicar el modelo, replicar y expandirlo (sea el modelo que fuere, constructivo, tecnocrático, tradicional, etc.).
Por otro lado, la competencia estratégica enseña a hacer las cosas correctas, aceptando “cierto grado de ineficiencia” en aras de explorar y buscar las oportunidades a explotar en el maestro mismo y en el estudiante, para crecer ambos.
Lo que queda entonces es tener la humildad para reconocer que las oportunidades de formar estudiantes-maestros son fugaces y el maestro debe desarrollar un olfato fino para detectarlas, tener la flexibilidad para movilizarse a través de diferentes estrategias de enseñanza-aprendizaje y también contar con la disciplina de gestión para optimizar la explotación de las posibilidades detectadas en el estudiante.
Con mi joven amigo empresario, estratégicamente, sólo hablaré de futbol, teniendo en mente mis mapas conceptuales y mentales, y aprenderé más de… futbol, ¡seguro vale!, como se dice en España.
“Confundido”

2 comentarios:

  1. El talento, las competencias, las estrategias, el éxito y la felicidad


    Efectivamente, las aportaciones de todos los compañeros son muy enriquecedoras ya que desde cada perspectiva nos demuestran el camino para llegar a Roma.

    Retomando el comentario de nuestro confundido compañero, me sumo a la reflexión de lo mecánico que nos hemos vuelto para todo, lo compruebo a diario con nuestros muchachos en el aula, lo veo con los docentes de mi área cuando tengo que evaluar su trabajo, lo veo en mí misma durante muchas horas de mi día, lo vivo con mis hijos a la hora de la comida, etc. Lo cierto es que esta dinámica nos lleva a enrolarnos en algo que ni siquiera somos conscientes: simplemente lo vivimos sin darnos el tiempo de pensarlo detenidamente, de recapacitar, de reflexionar, de mejorar.

    Eso mismo creo que le pasa a los estudiantes, la revolución educativa, la locura de la globalización, el afán por tener las cosas fáciles y rápidas (mucho más que en nuestros tiempos), ha hecho que ellos pierdan la capacidad de asombro, se ha perdido la posibilidad de profundizar en lo cotidiano, no hay tiempo para hacerlo. Desafortunadamente también nos pasa a los docentes en el aula, y nuestra labor pierde sentido y dirección, olvidamos las estrategias, y nos saltamos procesos que acompañan al estudiante por el camino del aprendizaje, entonces comenzamos a disque enseñar como decía otros de los compañeros. Para un ambicioso empresario pasa igual, el fin es el dinero, como obtenerlo es lo de menos, su visión no le permite ver que los medios para lograrlo pueden inclusive incrementar sus ganancias. No lo sé, me imagino por ejemplo, que si vendo un servicio debo de saber y conocer perfectamente la ruta más adecuada para lograr vender mi producto. Esto incluye un estudio de mercado, no sé, ofrecer un plus, hacer la diferencia con respecto a la competencia. Eso significa una sistematización y estructura en un proceso que incluye habilidades de comparación, reflexión, autocrítica, etc, Así que, compañero confundido, hay que persuadir a tu amigo, sigue intentando, no te des por vencido y prefieras cambiar de tema. Es tu responsabilidad de amigo enseñar a aprender algo nuevo a otros. Si para él es importante ganar dinero nada más, demuéstrale todas las posibilidades de éxito que tiene de hacerlo, bajo una sistematización, análisis y continua mejora de su producto. Enseñar a pensar. Eso para mi significa mucho más... pensar en que estoy haciendo mal, cómo puedo mejorarlo, qué condiciones determinan las posibilidades en cada caso. Alguien algún día me dijo que la felicidad se va haciendo en el camino, no se encuentra repentinamente.

    Enseñar a pensar, para mí, es tomarse el tiempo de reflexionar cómo mejorar en todo: en mi trabajo, en mi vida profesional, en mi vida personal. Tomarse un minuto para observar y redireccionar...

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  2. Felicito a mi estimado "confundido" por su profunda e interesante participación y a mi querida "despistada" por retomar las ideas.
    Gracias por hacer que se cumpla el objetivo del blog.
    saludos.
    Blanca

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