sábado, 12 de junio de 2010

Romper con la inercia de patrones de aprendizaje adquiridos y reproducidos durante tanto tiempo en el estudiante por un lado y patrones de enseñanza tradicional y en el mejor de los casos tecnocrática en el docente por otro lado, es un verdadero reto el día de hoy. Pareciera que ambos se encontraran en una zona de confort de la cual no quieren desprenderse o moverse. Pero ¿por qué? Pues entre otras cosas creo yo porque el desarrollar el pensamiento crítico requiere de un trabajo y un esfuerzo cotidiano y creativo que le permita al docente: diseñar las estrategias adecuadas para estimular dicho proceso reflexivo, tener un camino andado en el pensamiento crítico, liberarse de esa nostalgia por el protagonismo y cederlo al estudiante, etc.; y el estudiante por su parte: requiere primeramente de una actitud abierta que lo instale en el reconocimiento de su mecanicismo como área de oportunidad, la voluntad de realizar esfuerzos adicionales que lo introduzcan en la crítica y el análisis, reestructurar su juicio ético a fin de reorganizar sus valores y poner en primer orden la búsqueda de la libertad y la autonomía de pensamiento, desarrollar el valor para atreverse a pensar reflexivamente y generar sus propias ideas, ser creador más que reproductor.
Estrategias como la de la clase pasada del ejercicio estructurado permiten el reconocimiento de la educación como un hecho social en el que maestros y estudiantes interactúan mediante la construcción de una didáctica que devuelve a ambos la conciencia de sus propias acciones. Que alienta la reflexión, la crítica saludable, la libertad y la autonomía de pensamiento.
MONTENEGRO

1 comentario:

  1. Montenegro: Felicidades por tu reflexión, me encantó.
    un abrazo:
    Blanca Estela Ortiz Oscoy

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